El Partenón de la Acrópolis 'sin andamios' después de 9 años
Los turistas ya pueden posar con el Partenón de la Acrópolis de Atenas sin andamios que afeen la postal. Después de nueve años de obras de conservación, el templo, de 2.500 años de antigüedad, ya se puede ver desde el exterior sin grúas y hierros.
La restauranción de los momumentos de la Acrópolis, puesta en marcha en los años 70 y que cuenta con la cofinanciación de la Unión Europea, continuará a pesar de la crisis financiera que atraviesa el país, según afirmó el ministro griego de Cultura, Pavlos Géroulanos, durante una visita a la zona hasta donde se desplazaron también ciudadanos para protestar por las medidas con las que el Gobierno pretende evitar la bancarrota.
El coste de la restauración de los monumentos de la Acrópolis desde 2001 asciende a 42,6 millones de euros, de los cuales tres cuartos se pagaron con fondos europeos.
El programa de restauración de este monumento universal, incluye además obras en el templo de Nikea Atenea, los Propileos en el muro de la Acrópolis, la conservación de las estatuas, y el recuento y la investigación de los restos arqueológicos esparcidos alrededor de la Acrópolis.
Con las obras acabadas en el Partenón se pueden apreciar ocho columnas reconstruidas y la parte superior sobre ellas, de las que se retiró el cemento y el hierro que se les había inyectado y los elementos que sirvieron para apuntarlas en anteriores obras de preservación.
En la parte norte del templo, seis segmentos de mármol esculpido han sido reemplazadosp or copias. Las piezas originales, que diseñó el famoso arquitecto de la antigüedad Fidias, se encuentran en el contiguo Nuevo Museo de la Acrópolis, inaugurado hace un año.
Con estas obras en la Acrópolis de Atenas se habrán restaurado 1094 piezas, con un peso de 2.675 toneladas y se habrán reconstruido 686 piedras de la base. No está previsto que se construya un tejado de manera sobre la Acrópolis, como lo tenía en la antigüedad, según describen los textos.
Fuente: El Mundo: http://www.elmundo.es/elmundo/2010/05/25/cultura/1274801704.html
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