Con buen sabor de boca (Burgos)
Tan modesto como siempre, Juan Navarro no perdía la sonrisa durante el vino español: «Parece que ha gustado». Mucho más que eso. Su edificio, y los contenidos colocados en él por la firma Empty, causaron una notable primera impresión entre los primeros visitantes del Museo de la Evolución. Muchos de los privilegiados que estrenaron las instalaciones ya habían conocido el MEH en alguna incursión anterior, durante la fase de obras o los preparativos, pero en el día de ayer corroboraron que el nuevo atractivo turístico y cultural de la ciudad no deja de sorprender a quien lo conoce por dentro.
El cielo azul de Castilla, sin una nube, permitió apreciar en todo su esplendor esa caja de luz que buscaba el arquitecto. Tanta luminosidad obligó incluso a cerrar todas las láminas superiores (aunque Navarro hubiera preferido dejar alguna abierta) para que las cámaras de foto y vídeo trabajaran sin sombras ni contraluces. Estar en el interior era, como los entusiastas del edificio, lo mismo que estar fuera, con semejante claridad y la vegetación de la sierra presente en las ‘lenguas’ de naturaleza que ocupan la planta baja.
Y tanto lució el continente como el contenido, por mucho que casi todo el mundo se quedara con ganas de repetir. En un acto como el de ayer, con los tiempos medidos y exigencias protocolarias, era imposible detenerse a voluntad en ninguna sala, así que casi todos los presentes anunciaron que repetirán. Por ejemplo, Roberto Alonso, presidente de la FAE, quien no se atrevía a hacer una valoración del material porque «tendré que ver los contenidos en detalle». O también Rafael Briñas, director de la Obra Social de Cajacírculo, que admitiendo que «hoy no es un día para pararse en los paneles» apuntaba que «este museo puede dar mucho juego para Burgos». No digamos nada de José Luis López, presidente de la Federación de Hostelería y entusiasta confeso del MEH, convencido como está de que la unión con la Catedral va a ser «el matrimonio del siglo».
En su papel de portavoz de la Diputación, Borja Suárez se ponía serio al hablar de su impresión inicial: «No tiene nada que envidiar a cualquier gran capital del país, genera una oportunidad increíble para el desarrollo turístico y cultural de la provincia». Octavio Granado, secretario de Estado de la Seguridad Social y en el día de ayer un orgulloso burgalés más, recalcaba cómo «el edificio realza el contenido en vez de disimularlo» y hacía un llamamiento a toda la ciudadanía para estar «orgullosos» de lo que considera «una palanca para defender nuestra candidatura a la Capitalidad Cultural». Falta que ahora «la sociedad y sus instituciones hagan un esfuerzo notable para convertirlo en un sitio de referencia».
Si todos los elogios llegaran desde dentro podríamos pensar que el burgalesismo nos confunde, pero no. Los periodistas extranjeros presentes en la apertura de puertas del MEH corroboraban que la instalación sorprende, gusta e invita a ser recomendada también fuera de nuestras fronteras. Como portavoz de los medios internacionales ejerció Annie Bennett, habitual colaboradora del rotativo inglés The Daily Telegraph, quien elevaba a los altares el diseño de Juan Navarro: «Está muy bien, no tiene el impacto del Guggenheim pero es que ese tipo de edificios ya cansan a la gente. Aquí lo que importa son los contenidos».
La España interior es una bella desconocida para casi todos los corresponsales, y no digamos nada para los ciudadanos europeos, y quizás el MEH sirva para que muchos de ellos conozcan a través de su prensa la cuna del hombre en el Viejo Continente.
Fuente: Diario de Burgos: http://www.diariodeburgos.es/noticia.cfm/Local/20100714/buen/sabor/boca/CE3F6B4F-A654-CF98-0D32BF7047B44D6D
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